Medir intangibles como la educación, la sanidad, la investigación o la banca no es tarea sencilla. Aspectos como qué indicadores utilizar o qué enfoque elegir dificultan la evaluación de la actividad del sector servicios. Estas cuestiones metodológicas se analizan hoy y mañana en las jornadas INDICSER que tienen lugar en Valencia.
El progreso de las sociedades suele ir acompañado de un aumento en el peso del sector servicios y, en especial, de actividades como la educación, la investigación o la sanidad.
La medición de la actividad de estos sectores plantea varios problemas a las agencias estadísticas nacionales e internacionales. Se trata de actividades intangibles, con importantes cambios en la calidad a lo largo del tiempo y en las que no suelen existir precios de mercado que permitan captar esos cambios.
Los indicadores utilizados para evaluar la actividad de estos sectores ignoran con frecuencia muchas de estas complicaciones, por lo que podrían estar incurriendo en errores de medición que, de confirmarse, obligarían a replantearse las actuales estimaciones sobre el crecimiento de las economías o de la productividad.
En las estadísticas oficiales es frecuente valorar el volumen de la actividad de estos sectores a través de los inputs (coste) necesarios para su desarrollo (i.e. profesores, investigadores, aulas, laboratorios, etc., en el caso de la educación; y pacientes, doctores, camas, etc., en el caso de la salud) en lugar de medir la actividad a través de sus outputs (i.e. número de titulados, estudiantes, etc., en el caso de la educación; y número de visitas, tratamientos, etc., en el de la salud).
Este enfoque, basado en los outputs de la actividad, sería adecuado solo si no existieran cambios en la calidad (o diferencias de calidad entre los diferentes outputs). Sin embargo, existe la percepción de que tanto el sector educativo como el sanitario han experimentado importantes cambios de calidad en las últimas décadas. Asimismo, cuando las comparaciones sectoriales se hacen entre países es obvio que existen importantes diferencias de calidad.
En este sentido, la obtención de indicadores de output en el sector servicios ajustados por la calidad es uno de los retos a los que es preciso enfrentarse si se desea medir adecuadamente la actividad económica en estos sectores.
Recientemente, algunas oficinas de estadística nacionales han abordado explícitamente el desarrollo de medidas basadas en el output. En la Unión Europea el trabajo está comenzándose a realizar impulsado por la legislación que prevé el uso de medidas basadas en el output en las cuentas nacionales. Eurostat, y más recientemente la OCDE, han elaborado manuales guía para los países y los investigadores que permiten abordar estas mediciones de manera consensuada.
Alternativamente, algunos autores proponen que la medición de la actividad del sector servicios sea a través de los outcomes en lugar de los outputs, es decir no a través de los bienes y servicios obtenidos como consecuencia del proceso productivo de las escuelas, universidades o centros de investigación, sino a través de resultados que el consumidor valora como positivos, el nivel educativo o los salarios que se derivan de ellos. El problema de esta aproximación es que estos outcomes no son el resultado exclusivo del proceso productivo, sino que están influidos por circunstancias exógenas (i.e. los salarios de los titulados –outcome– no solo dependen de las horas lectivas recibidas –output-, sino del esfuerzo del individuo, las circunstancias generales de la economía, el mercado laboral, etc.).
Ejemplo de posibles indicadores en el sector de la educación según enfoque input, output u outcome de la actividad
El objetivo del proyecto INDICSER, financiado por el 7º Programa Marco de la Comisión Europea y en el que participan 8 instituciones de 7 países es precisamente la indentificación y desarrollo de indicadores que permitan un mejor análisis de los determinantes del crecimiento en el sector servicios de la UE. Las jornadas que se celebran en Valencia los días 8 y 9 de abril son un foro para abordar estas cuestiones y avanzar en la elaboración de indicadores que aproximen mejor la actividad del sector servicios. Los servicios financieros, las TIC y la innovación, la salud y la educación son algunas de las áreas en las que se presentarán resultados de cómo va avanzando la investigación en este campo.
Como en el marketing, estas valoraciones deberían incorporar también la percepción del usuario (cliente). Una camisa parece más barata si está a un céntimo del precio par. Y parece mejor si el precio es redondo. Un colegio parece mejor si sus alumnos sacan buenas notas, aunque sepan menos.
Estimado Jesús:
Lo que comentas del marketing es precisamente uno de los aspectos centrales de la medición de los intangibles que ha sido tratada en las Jornadas de INDICSER.
Un caso claro de la problemática de medición de intangibles es precisamente el de Steve Jobs y Apple. Como sabes, Steve Jobs es la imagen de Apple. Apple ha invertido muchos recursos en su imagen y, como consecuencia de las campañas, la gente tiene una buena percepción de los productos Apple y está dispuesta a pagar más por ellos.
Estos gastos de marketing de Apple son tratados por las estadísticas oficiales como gasto y no como inversión. Sin embargo, si Apple compra, por ejemplo un servidor, esta compra sí es tratada como inversión. En ambos casos (gastos de marketing y compra de un servidor) se trata de gastos que van a proporcionar servicios a lo largo del tiempo y, por tanto, deberían ser consideradas como inversión, pero las estadísticas los tratan de forma totalmente diferente.
Acabo de enterarme por el blog de Jose Carlos Diez de vuestra existencia. Prometo seguiros con regularidad. Mi primera impresión es de gente rigurosa, que prefiere la razón a la pasión. Eso me gusta.
En cuanto a lo de los intangibles, muy interesante para el futuro y para la teoría de la economía inmaterial. No todo el mundo está preparado para este nuevo concepto. saludos y suerte al blog.