Hasta el 19,8% en 2011, el 18,5% en 2012, el 17,3% en 2013 y el 16% en 2014… La última revisión al alza del Gobierno de las previsiones sobre la tasa de paro es, naturalmente, provisional. Por ejemplo, después del pronóstico del FMI de una tasa de paro del 19,4% para este año, la vicepresidenta se ha animado a especular con que el Gobierno podría revisar y mejorar antes de que termine el año esas tasas de paro previstas, si finalmente se pacta una reforma de la Negociación Colectiva «ambiciosa» y que ofrezca resultados. Nada de esto es extraño ya que ante cambios en las circunstancias, por ejemplo en el funcionamiento de la negociación colectiva, el comportamiento del desempleo debería variar. Más extraño resulta que las manifestaciones indiquen que el Gobierno en realidad no parece esperar esa reforma “ambiciosa” dado que no la tiene en cuenta en sus previsiones.
¿Hasta qué punto esas previsiones de reducción del desempleo son plausibles? ¿Qué implicaría que lo fueran?
Para responder a estas cuestiones podemos tomar como referencia el comportamiento del mercado de trabajo español durante las últimas décadas. Por supuesto, en sentido estricto ese tipo de ejercicio está sometido con toda justificación a todo tipo de críticas (aunque puestos a elegir una, yo me quedaría con la crítica de Lucas que siempre me ha fascinado). Al fin y al cabo, cualquiera que haya contratado un fondo de inversión y se haya tomado la molestia de leer también la letra pequeña, algo recomendable en todo caso y más aún tras algunos de los fiascos financieros que caracterizan la presente crisis, es consciente de que “rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras” como rezan los folletos informativos por imperativo legal.
Las cosas pueden ser diferentes de lo que fueron en el pasado, a veces mejores y otras peores. Como decía Heráclito nadie puede bañarse dos veces en el mismo río. Pero aunque fuera posible ¿querríamos hacerlo en este caso? No dejemos que esas consideraciones nos detengan ya que el ejercicio, aunque no sea extraordinariamente original, puede ser útil y, para qué negarlo, es muy sencillo de realizar. Así que dado que la tasa de paro actual es del 20,33% y simplemente se trata de considerar qué ritmo de variación del desempleo resultaría razonable basándonos en casos previos, ¿qué nos dicen los datos del INE?
Empecemos asumiendo, de modo bastante irreal como se verá el próximo 29 de abril cuando el INE publique los datos de la EPA del primer trimestre de 2011, que la tasa actual del 20,3% es el pico de esta crisis tras tres años y medio de subidas. Los anteriores se produjeron en el primer trimestre de 1986 (21,65%) tras más de diez años de incrementos en la tasa desempleo y en el primer trimestre de 1994 (24,55%) tras tres años de incrementos. También se aprecia otro pico a principios de 2003 (11,96%) tras año y medio de ligeros aumentos.
En el primer caso el paro descendió hasta finales de 1990 aproximadamente 1,3 puntos por año transcurrido. Durante el periodo 1994-2001 el descenso fue de 1,85 puntos anuales. Finalmente, durante el periodo 2003-2007 el descenso fue de 1 punto anual.
Esas tres experiencias indican varias cosas. Como se aprecia en el gráfico, los descensos son al principio bastante lentos y solo cobran más fuerza al cabo de uno o dos años de caídas. En segundo lugar, los máximos siempre han correspondido a un primer trimestre. En tercer lugar, el ritmo de reducción de la tasa de paro ha oscilado entre 1 y 2 puntos porcentuales por año.
Las consecuencias a extraer son:
- Probablemente la tasa máxima de desempleo se alcanzará en un primer trimestre (esperemos que sea el de 2011).
- Los descensos serán muy escasos durante el primer año o año y medio.
- Para volver a ver tasas del 8% como las conseguidas durante el periodo 2006-2007 serán precisos seis años en el mejor de los casos (eso nos lleva a 2017) y doce en el peor (eso nos lleva a 2023).
Por otra parte, vemos que los descensos del desempleo previstos por el Gobierno son compatibles con las experiencias previas ya que suponen reducciones de 1,2-1,3 puntos por año (lo cual nos lleva a 2021). Eso sí, siempre que ya hayamos alcanzado la tasa máxima de desempleo de esta crisis y siempre que a partir de ahora vivamos un proceso de crecimiento sin nuevas crisis.
Todas estas cifras dibujan un futuro bastante descorazonador y si las previsiones mayas del fin del mundo en 2012 fueran correctas serían completamente irrelevantes. Pero solo por si se equivocan y el mundo continúa, la pregunta es, ¿cómo podríamos conseguir que la reducción del desempleo fuese esta vez mejor (mayor y más rápida) que en ocasiones anteriores? Parece claro que será necesario cambiar las cosas para que no todo vuelva a ser igual, para que se parezcan más a lo que sucede en otros países (que al fin y al cabo no están habitados por extraterrestres). ¿Cómo? Con reformas. Si no se hace nada ya sabemos más o menos que es lo que cabe esperar. ¿Debemos conformarnos? Tampoco hace falta inventar la pólvora. Podemos aprovecharnos, podemos dejar que inventen ellos, podemos copiar lo que otros hacen y funciona. En indemnizaciones por despido, en tipos de contrato, en forma de negociar los salarios, en el diseño de las prestaciones por desempleo y de las políticas activas de empleo… Los romanos construyeron así su imperio, tomando prestadas las cosas útiles de otros pueblos (a los que por otra parte también aportaban su granito de arena). Copiemos nosotros de nuestros socios, sin complejos. No es tan difícil. Ellos no van a protestar. Ellos también lo harían.
Buenísimo artículo. Muy esclarecedor. Muchísimas gracias y un cordial saludo, César P.
Muy buen artículo y excelentes conclusiones
Estoy de acuerdo, des del 2007 llevo comentando la necesidad de hacer reformas. Siempre he tenido la sensación que nuestro gobierno simplemente espera a que pase la tormenta y todo vuelva a la normalidad, pero como bien dices, sin reformas esa tranquilidad costará alcanzarla…
Lo que me preocupa, es un pensamiento en nuestra economía en que la solución deba ser despedir personas o bajar salarios. Es una solución si….pero haría disminuir el bienestar social (el aumento del bienestar social debería ser uno de los principales objetivos des de mi punto de vista..). Y pienso como tu, existen soluciones, reformas laborales como puede ser el optar por una reducción de la jornada a 4 o 5 horas, y las restantes las podría cubrir otra persona que compaginara esas pocas horas con formación por ejemplo (existen muchas personas cualificadas y no cualificadas que preferirían menos salario a más calidad de vida, pero nuestro mercado laboral no lo permite..). Y bien debes saber que existen más fórmulas, si nosotros lo podemos ver…por que los políticos y sindicatos no lo ven?
Te habrás dado cuenta que soy joven (25 años) y que tengo dificultades para encontrar empleo, ya que hoy en día existe un mercado dual: personas mayores con grandes derechos, y los que nos incorporamos al mundo laboral, entrando por ett, sin derechos, sueldos bajos….
Para acabar también decir que no entiendo el premiar el número de años que llevas en una empresa y no lo realmente productivo que eres para la empresa.
Saludos!
David.
Tal como se está comportando el mercado laboral español, en plan presocrático me quedo con la escuela de Elea.
«Nada puede nacer de nada». Parménides
[…] de estos parados por el sistema productivo, aunque como señala Lorenzo Serrano en esta entrada anterior, esperemos haber encontrado el máximo en el primer trimestre de 2011, que arroja una tasa […]