[Esta es la segunda parte del artículo. Puedes leer la primera aquí]
La transición demográfica y la revolución industrial
La noche del 30 de diciembre, un cambio fundamental comienza a producirse en Inglaterra. Las tasas de mortalidad empiezan a disminuir, especialmente las infantiles, debido a mejoras en la higiene, la gestión de residuos y la alimentación. A esta caída de la mortalidad le sigue una inesperada caída de la natalidad, a pesar de las mayores facilidades para alimentar a familias más grandes y de la inexistencia de contraceptivos eficaces. Algunas hipótesis apuntan al mayor coste de oportunidad de criar familias más numerosas; otros autores argumentan que la satisfacción paterna de tener hijos sanos y bien formados crece tanto que las sociedades modernas empiezan a valorar más la calidad que la cantidad de hijos. Así, la caída de la natalidad y la profusión de innovaciones tecnológicas llevan a la Inglaterra de la tarde-noche del 30 de diciembre a experimentar el primer crecimiento per cápita sostenido de la historia de la humanidad.
Las máquinas de tejer y las cosechadoras automáticas se extienden a partir de las 16:30 del 30 de diciembre. A las 19:00, el hipoclorito sódico reduce de meses a días el tiempo de blanqueado de los textiles, mientras a las 19:30 entra en funcionamiento el primer ferrocarril impulsado a vapor. A las 20:30 se instala el primer alumbrado por gas en las calles de Londres, y a las 23:00 se inicia la fabricación con maquinaria de bolígrafos en masa.
Las consecuencias sociales del cambio son enormes. Las primeras fases de la revolución industrial llevan al hacinamiento en las ciudades por el volumen de las migraciones, a epidemias de tuberculosis y a un aumento del trabajo infantil, más productivo y barato que el trabajo adulto a la hora de operar las nuevas y desconocidas máquinas. No obstante, dicho empeoramiento inicial de las condiciones de vida comienza a revertirse con rapidez: la esperanza de vida aumenta y, por primera vez desde el Neolítico, las horas semanales de trabajo disminuyen conforme el efecto renta supera al efecto sustitución: aunque el salario crece rápido y cada hora de trabajo es más valiosa, el nivel creciente de renta hace que el crecimiento del valor del ocio sea aún mayor.
El día 31 de diciembre –casi 60.000 años después de la salida de África del hombre moderno-, el nuevo paradigma económico comienza a extenderse por el mundo: por primera vez, el ritmo de crecimiento económico excede al ritmo de crecimiento de la población humana. La innovación tecnológica y el poder de las ideas logran lo que la conquista, el expolio y la esclavización no lograron durante los primeros 364 días del año económico: la mejora sostenida de la calidad de vida material de los millones de habitantes de una isla. ¿Por qué Inglaterra y por qué el 31 de diciembre y no antes?
- La Revolución Gloriosa del S.XVII había instaurado en Inglaterra la libertad de expresión, la autonomía del parlamento y un cierto control por parte del mismo sobre la Corona.
- La revolución científica coincide con la creación del sistema de patentes, que garantiza un mayor beneficio por la explotación comercial de las ideas.
- La ampliación del tamaño de mercado –a través de la reducción de los costes de transporte- aumenta los beneficios esperados del desarrollo de nuevas ideas, cuya replicación apenas tiene coste: una vez inventada la bombilla, su reproducción es barata.
Así, la creación de ideas se convierte en el motor del progreso debido a un motivo muy prosaico: la obtención de rentas de monopolio. En la actualidad, la alopecia y la impotencia son problemas manifiestamente menos importantes que la malaria, pero mientras ya existen fármacos eficaces contra las primeras, todavía no existen tratamientos definitivos para esta última. Quien concibe una idea con valor tiene un monopolio temporal para su explotación comercial antes de que la competencia elimine los beneficios extraordinarios.
La Revolución Industrial se propaga con rapidez por el norte de Europa y con lentitud al sur de la misma. Norteamérica –especialmente el nordeste- y Australia se suman con prontitud al proceso. Pero, en el resto del mundo, la transición demográfica y la revolución industrial tardarán bastante más en producirse, y parte de los motivos se encuentran en el trato dispensado por las potencias occidentales. Allí donde las condiciones ambientales eran propicias para el europeo medio, las colonias fundadas tienen instituciones basadas en los mismos principios que inspiraron la Revolución Gloriosa de Inglaterra o la Revolución Francesa. Pero en los lugares más inhóspitos, aquellos en que los colonos no se asientan definitivamente debido a una mortalidad mucho mayor, el carácter extractivo y esclavista de las colonias ha socavado los conceptos de justicia y confianza, impidiendo la formación de instituciones proclives al crecimiento. Este desigual desarrollo da lugar a lo que se conoce como “La Gran Divergencia” en renta per cápita.
El último día del “año económico” de la humanidad
A partir de las 0:00 del 31 de diciembre, los eventos se suceden de forma vertiginosa. A las 2:05 comienza el desarrollo de las cámaras frigoríficas y el comercio por barco de los primeros alimentos perecederos. A las 3:07 de la mañana se instala el primer cable telegráfico entre Europa y Norteamérica, iniciándose la revolución de las telecomunicaciones. A las 4:52 se completa la tabla periódica de los elementos, y poco después, a las 5:09, nacen las finanzas modernas con la creación de J.P. Morgan. Minutos después se inventa la bombilla incandescente.
A partir de este momento, el ritmo de innovación se acelera tanto que su descripción detallada se hace imposible. No obstante, en el plano social y político, el último día del año se trata de una jornada convulsa, con grandes y pausados acontecimientos. Por un lado, el sentimiento nacionalista crece en Europa y con él resurge una visión militarista de la política económica. Alemania, inspirada por Weber –»Nuestros descendientes no nos juzgarán por el tipo de organización económica que les entreguemos, sino por el espacio que para ellos conquistemos a codazos en el mundo»-, eleva la tensión política hasta provocar a las 11:44 la primera gran conflagración mundial. Mientras tanto, la pugna de la clase obrera con la nueva burguesía origina los primeros movimientos socialistas, que desembocan a las 11:52 en la Revolución Rusa –paradójicamente, no en el seno de un estado capitalista, como predecía la teoría marxista, sino en un estado pobre todavía basado en el despotismo-. No obstante, las muertes producidas por dicha serie de convulsos eventos, unos 20 millones de personas, palidecen ante los 100 millones de vidas que se cobra la Gripe Española, epidemia de gripe porcina que debe su nombre al hecho de que España, al no participar en la Primera Guerra Mundial, no censuró la divulgación de su gravedad.
A las 13:38 tiene lugar una severa recesión que graves errores de política monetaria transforman en la mayor crisis de nuestra historia moderna, La Gran Depresión. La crudeza de la crisis, junto con las desorbitadas reparaciones de guerra impuestas a Alemania tras la Primera Guerra Mundial, vuelven a exacerbar el nacionalismo alemán hasta el punto de llevar al mundo, a las 15:05 del 31 de diciembre, a una conflagración mucho peor que la anterior.
El escenario resultante es una nueva guerra entre las dos ideologías que emergen victoriosas: capitalismo y socialismo. Pero en esta ocasión la confrontación solo será indirecta: Estados Unidos y la URSS pugnan durante el resto del siglo por la supremacía económica y militar en el mundo. Finalmente, la imposibilidad de agregación de información en un sistema sin precios libres y el problema de los incentivos provocan un rápido colapso de las potencias socialistas a las 22:23 de la noche del 31 de diciembre. El legado tecnológico de la guerra fría, desde los cohetes necesarios para poner satélites en órbita hasta el desarrollo de la computación, posibilita una nueva revolución al poner los ordenadores personales al alcance de los trabajadores y familias. Finalmente, la revolución actual de la información comienza tímidamente con la interconexión de los primeros ordenadores, y su expansión a nivel mundial se produce a las 22:32 del 31 de diciembre con el establecimiento de la World Wide Web. La Nochevieja de nuestro primer año se celebra en un nuevo mundo globalizado y crecientemente conectado por Internet.
El Año 2 de la humanidad
El hombre moderno acaba de comenzar su segundo año de vida, un año en el que la pobreza extrema probablemente desaparecerá pero en el que las desigualdades continuarán e incluso aumentarán, debido a un nuevo cambio fundamental de paradigma: la producción de servicios no rivales pronto superará en importancia al resto de la producción económica global.
Un servicio no rival es aquel que lleva imbuida en sí una nueva idea que consideramos valiosa y que se puede replicar sin coste alguno: es el caso de una canción, un diseño visual, la fórmula química de un nuevo fármaco o un nuevo trozo de código informático que facilita más nuestra vida. La no rivalidad nos dice que el consumo por parte de una persona no impide su consumo por otra –al tomar un nuevo medicamento su fórmula permanece intacta- lo cual implica que su coste de reproducción es nulo. Y uno de los resultados más importantes de la teoría económica es que el precio de un bien o servicio tiende, cuando los costes fijos no son excesivamente altos, hacia su coste de reproducción. Es decir, el precio de las ideas en un mercado competitivo tiende a cero, un fenómeno que estamos observando actualmente en el mercado de la música.
Nuestras actuales instituciones, adaptadas a la producción de bienes tradicionales y a una productividad homogénea de sus individuos, deberán adaptarse a los retos de un sistema productivo volcado en la producción de propiedad intelectual. Las sociedades y los sistemas de protección social habrán de organizarse alrededor de mercados en los que el precio de las ideas tenderá a cero pero que remunerarán desorbitadamente las ideas de mayor éxito; una estructura de mercado conocida como “el ganador se lo lleva todo”. No obstante, esta desigualdad por el lado de los ingresos será compensada por una mayor igualdad por el lado del consumo, ya que todos los ciudadanos tendrán acceso a una creciente oferta gratuita de servicios.
Finalmente, los cambios en el concepto de identidad y los nuevos medios de transacción –dinero virtual, reputación- forzarán a los Estados a pugnar por no perder su relevancia mientras la actividad social y económica se traslada fuera de su control hacia la red global.
Conclusiones finales
- La historia económica de la humanidad es una historia de las nuevas ideas y de su valor. Durante los primeros 364 días del año, los pueblos intentaban mejorar su situación material conquistando, sometiendo y expoliando a otros pueblos con nefastos resultados. Solo la libre generación de ideas en un entorno competitivo ha logrado crear bienestar de forma sostenida.
- La asignatura pendiente de la humanidad es ahora la reparación de viejas heridas e injusticias y la resolución pacífica de los conflictos latentes. Quizás la globalización y la mayor tolerancia por la diversidad nos ayuden a diseñar instituciones en las que tengan cabida distintos grupos culturales.
- Todas las crisis basadas en problemas de asignación de recursos, como la actual, se han solucionado. Tras la Gran Depresión y la mayor guerra que la humanidad haya conocido, la prosperidad volvió con fuerza a los países implicados, ya que la frontera tecnológica había seguido avanzando mientras se solucionaban los problemas de coordinación. Del mismo modo, la innovación sigue avanzando mientras intentamos solucionar nuestros problemas con el sistema financiero y con la estructura de nuestro mercado laboral. Cuando dichos problemas estén solucionados, volveremos a una nueva senda de crecimiento y progreso.
Muy buen artículo. Nos ayuda a tener una mejor perspectiva de la capacidad vertiginosa que tienen nuestras generaciones de cambiar el mundo. De mejorarlo o de empeorarlo.
Enhorabuena.
Salud y €
Todas las crisis basadas en problemas de asignación de recursos, como la actual, se han solucionado.
– Jodeeeeer… ¿una crisis de asignación de recursos?… Necesitaria una aclaración por favor, ya que en ninguna de las dos «introducciones» a esa conclusión hallo explicación a tal problema. Es decir : causas, motivos, datos, evolución, efectos, modelo, remedio y resolución.
Del mismo modo, la innovación sigue avanzando mientras intentamos solucionar nuestros problemas con el sistema financiero y con la estructura de nuestro mercado laboral. Cuando dichos problemas estén solucionados, volveremos a una nueva senda de crecimiento y progreso.
– Lo mismo digo, tamaña afirmación me parece como minimo, poco argumentada. El argumento que subyace permanentemente es el especulador-comparativo, es decir: Si anteayer llovió, por mucha sequia que hoy exista, algún dia volverá a llover… Pobre, señor, pobre, pero que muy pobre.
– Lo que ayer sirvió (y esto necesitaria una aclaración que no voy a dar aquí), no es seguro ni tan solo posible que nos vaya a servir hoy y ya no hablemos de mañana.
– Yo le pediria que diese argumentos que corroboraran sus afirmaciones, en caso contrario solo son ilusiones de un ciego que antepone el deseo a la realidad, ilusiones que le impiden darse cuenta de los motivos reales por los cuales no puede ver.
– Lo siento, pero sin argumentos, no propagandas pseudo-politico-economicistas, su exposición no vale de nada porque no explica nada.
Argumente,
Gracias por su comentario. Es cierto que muchas de las cosas que se afirman en el artículo no están argumentadas. Ello es debido a que he intentado comprimir la historia de la humanidad en unas pocas páginas, de forma que solo he podido argumentar brevemente aquellos mecanismos históricos que, siendo poco conocidos, consideraba interesante divulgar. Además, nadie está en posesión de la verdad absoluta, y en mi repaso he citado muchas teorías que bien podrían no ser ciertas.
Respecto a la salida de la crisis, solo estaba argumentando a partir de una identidad sencilla: las variaciones del PIB son iguales a las variaciones de la productividad más las variaciones de la tasa de empleo. Desde el inicio de la revolución industrial, la productividad por trabajador no ha dejado de aumentar, y no hay ningún motivo para pensar que vaya a retroceder. Más bien al revés: estamos muy lejos de aprovechar completamente los avances tecnológicos que ha traído esta última década. Y mientras discutimos qué hacemos con nuestra deuda y nuestras cajas, la frontera tecnológica sigue avanzando.
Así que, para explicar la crisis y la caída del PIB tenemos lo que tantas veces hemos sufrido: una reducción de la ocupación -es decir, un aumento del desempleo-. Técnicamente llamamos a esta situación un problema de asignación de recursos, porque hay gente que desea trabajar, gente que desea emprender y capital que busca proyectos rentables. Pero los mecanismos que suelen emparejar dichos recursos están atrofiados por fricciones en los mercados de crédito y por la enorme incertidumbre macroeconómica que suscita la solvencia de algunos estados.
¿Por qué afirmo que la situación se resolverá? Realmente no puedo estar completamente seguro de ello, puesto que solo estoy utilizando la inducción: salvo en aquellos casos en los que las instituciones se han deslizado por la corrupción o la violencia (Venezuela, República del Congo, Argentina, etc), todas las crisis de asignación de recursos se han resuelto satisfactoriamente. Y, desde la revolución industrial, ¡se han producido cientos de dichas crisis en el mundo! Lo realmente sorprendente sería que hubiésemos entrado en un nuevo equilibrio de ausencia de crecimiento; algo realmente fundamental tendría que haber cambiado en nuestras instituciones. Y, en última instancia, hasta Argentina ha vuelto a crecer. Y también Venezuela, algún día, lo hará.