415 candidatos para 2 plazas de bombero en Alcalá la Real. ¿Muchos? Pues 2.120 en Sevilla, también para dos plazas. No pasa solo con los bomberos, ahí están los 29 candidatos para una plaza de secretario en el ayuntamiento de Alcañices (a concurso por “enésima” vez, ¿qué tendrá Alcañices?). En fin, 40.000 aspirantes para 153 plazas (sic) de Policía Nacional. Por no hablar de lo que pasa en el sector privado. Googlea, suma y sigue.
El caso es que hoy han llamado mi atención acerca de un dato sobre la economía americana. Un dato positivo que apunta a la consolidación de una paulatina recuperación de su mercado de trabajo: el del número de demandantes de empleo por puesto de trabajo vacante (ver gráfico y noticia aquí). Sucede (¡vaya envidia da!) que ese indicador ha pasado de 7 demandantes de empleo por plaza en 2009 a 4 a finales del año pasado. Mejor que en los Óscar donde hay 5 candidatos por estatuilla posible ¿Y en España? Pues parece que algo peor, claro. Echando mano de los datos de Eurostat sobre tasa de vacantes (vacantes respecto a la suma de vacantes más puestos de trabajo ya ocupados) y de tasa de paro podemos atrevernos a obtener un indicador trimestral aproximado del número de parados por cada vacante:
Durante el último decenio nunca habría estado por debajo de diez parados por puesto de trabajo vacante. Ese indicador es, lógicamente, resultado de la evolución de las vacantes y del desempleo.
Es fácil y poco sorprendente observar que con la crisis la tasa de paro ha crecido vertiginosamente en España. Resulta bastante más llamativo que también las vacantes hayan experimentado un ascenso, pese a la mayor abundancia de candidatos potencialmente interesados y al acicate que estar en paro debería suponer a la hora de rechazar ofertas de empleo. Esto puede estar indicando, entre otras cosas, un problema de desajuste entre las competencias y conocimientos de los parados y los requeridos por aquellas empresas que continúan creando empleo incluso en la difícil coyuntura actual (mismatch, para entendernos). Para más información sobre esta y otras cuestiones (como que ni siquiera en Estados Unidos es oro todo lo que reluce) siempre es recomendable escuchar lo que tienen que decir Samuel Bentolila y Florentino Felgueroso (ver aquí).
La cosa es bastante distinta en otros países europeos, especialmente en algunos donde atan a los perros con longaniza y que aparecen como destino de promisión para los jóvenes españoles. Si saben idiomas y están bien formados, claro está. Sería el caso de Noruega y Alemania, pero también de Holanda o Austria con menos de 2,5 parados por vacante (esto le debe dar envidia hasta a los estadounidenses, al menos ahora mismo y por el momento). Es normal que en esos países estén buscando en el exterior profesionales con determinadas cualificaciones ante las dificultades para encontrarlos a nivel nacional.
Por cierto, quien intente buscar consuelo en el hecho de que en esto hay quien nos supera (Letonia, Portugal, Grecia) debería recordar que la razón es que en nuestro país quedan más vacantes sin cubrir, no que el paro sea menor. Y también debería volverse a fijar en la “casualidad” de que durante los últimos 10 años los parados por vacante en España se habrían situado siempre claramente por encima del peor valor registrado en los Estados Unidos durante ese mismo periodo. Así, es normal que cuando the winner resulta ser español se alargue un poco más porque, realmente, hay mucho que agradecer.
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