La economía sumergida (ES) se ha estudiado desde diferentes ángulos (aquí y aquí). En esta tercera entrega me voy a referir a dos estudios: en el primero se buscan relaciones entre la ES y la religión, mientras que en el segundo se relaciona con la corrupción. El autor de estos dos estudios es Schneider, que es el autor más prolífico en el campo de la ES.
Religión y economía sumergida
En el estudio de Schneider en que se relaciona religión y ES se presentan algunos resultados descriptivos sobre esta relación. Así, en el gráfico 1 se relaciona el tamaño de la ES (expresada como porcentaje del PIB) y la proporción de la población que asiste a servicios religiosos al menos una vez al mes. El gráfico revela un patrón en forma de U: en los países con la religiosidad baja y, especialmente, en aquellos donde es elevada el tamaño de la ES es mayor. España estaría situada en la zona de los países «tibios» en lo que respecta a la práctica religiosa.
En el gráfico 2 se han agrupado países según su religión mayoritaria y para cada grupo se indica de mayor a menor el tamaño de la ES. En los países ortodoxos y musulmanes sunitas el tamaño de la ES es relativamente grande. De todas formas, en la interpretación de estos resultados hay que ser cautelosos. Así, en mi opinión, en muchos de los países ortodoxos ha sido la forma en que se ha hecho la transición del comunismo al capitalismo la causante de que el tamaño de la ES sea tan elevado.
En el extremo opuesto, con un tamaño reducido de ES, se encuentran los países hindúes, protestantes y judíos. En Israel, que es el único país judío, el tamaño de la ES es similar al de España. Como puede verse, los países católicos se encuentran en una posición intermedia. Sin embargo, conviene señalar las notables discrepancias entre los países católicos de Europa y de América. El tamaño de la ES en Europa es relativamente bajo, siendo Austria de mayoría católica el segundo país, tras Suiza, con menor tamaño de ES de todo el continente. Por el contrario, la ES alcanza cotas muy elevadas en América Latina, siendo Bolivia el país con mayor tamaño de ES con un 66,1% del PIB, encabezando además la lista de los 162 países analizados por estos autores. Dentro de América Latina, a Bolivia le siguen Panamá (63,5%), Perú (58,1%), y Haití (56,4%).
En su investigación Schneider trata también de establecer relaciones causales entre religión y ES. Su conclusión es que los países con estrechos vínculos entre el Estado y la religión tienen una menor proporción de la ES en relación con el PIB. Según este autor, este resultado empírico está en consonancia con el hecho de que la religión utiliza su influencia social para proteger los intereses del Estado cuando hay una estrecha alianza entre Estado y religión. En mi opinión, la interpretación de Schneider excede a lo que dicen los resultados.
Corrupción y economía sumergida
Parece en principio que pueden existir motivos para pensar que existe una relación entre ES y corrupción. Schneider (2010), en colaboración con Dreher, ha realizado una investigación sobre este punto. Estos dos autores sostienen que el tipo de relación entre ES y corrupción en los países de rentas bajas puede ser diferente a la que existe en los países con rentas altas.
En países de rentas bajas, en lugar de trabajar en parte en el sector oficial y ofrecer servicios adicionales en ES, muchas empresas se orientan casi por completo hacia las actividades de ES. Ejemplos de empresas que operan completamente en ES en muchos de estos países son los restaurantes, bares, peluquerías e incluso compañías con un tamaño importante. Una razón para esto es que los bienes públicos proporcionados por el sector oficial son, en muchos países en desarrollo, menos eficientes en comparación con los países de renta elevada o que no existen en absoluto. Las grandes empresas, sin embargo, son comparativamente fáciles de detectar y con el fin de eludir los impuestos y las sanciones correspondientes tienen que sobornar a los funcionarios, lo que aumenta la corrupción.
La corrupción a menudo tiene como motivación pagar sobornos para evitar ser detectado por las autoridades públicas. En este caso, la ES y la corrupción es probable que se refuercen mutuamente, ya que la corrupción es necesaria para ampliar las actividades de la ES y, al mismo tiempo, actividades sumergidas requieren de sobornos y corrupción. Por tanto, en los países de rentas bajas, puede esperarse una relación positiva (complementaria) entre la corrupción y la economía sumergida. Teniendo en cuenta todo lo que antecede, los autores formulan esta primera hipótesis concerniente a los países con rentas bajas:
Hipótesis 1: En los países de rentas bajas, las actividades de la ES y la corrupción son complementarios.
Por otra parte, en los países de rentas altas, las Administraciones Públicas ofrecen a sus ciudadanos bienes públicos tales como el imperio de la ley, el cumplimiento de los contratos y la protección de una policía eficaz. Por lo general, solo los artesanos o empresas muy pequeñas tienen la opción de situarse por completo en la ES. En ese caso, la ES permanece oculta a los inspectores fiscales, no necesitándose sobornos para situarse fuera del sector oficial. En los países de rentas altas, y que muestran relativamente niveles bajos de corrupción, los individuos siempre pueden tener la opción de llevar a los tribunales a un funcionario corrupto al que se enfrentan.
Por otro lado, en los países de rentas altas la corrupción a menudo se lleva a cabo, por ejemplo, para sobornar a funcionarios con objeto de obtener un contrato del sector público (por ejemplo, en el sector de la construcción, en servicios de recogida de basura, etc.). Sin embargo, este contrato se gestiona en la economía oficial y no en la ES. Es decir, en los países de rentas altas se soborna con el fin de ampliar las actividades en la economía oficial. Conviene tener en cuenta, por otra parte, que los sobornos son un caso de economía ilegal, no de ES. Teniendo en cuenta lo anterior, estos autores postulan la siguiente hipótesis para los países de renta elevada:
Hipótesis 2: En los países de renta elevada, las actividades de la ES y la corrupción son sustitutivos.
Los autores han contrastado estas dos hipótesis utilizando dos índices para la corrupción: la corrupción percibida por los individuos y la corrupción medida utilizando indicadores objetivos. Cuando utilizan la corrupción percibida no encuentran en ningún caso que exista relación robusta entre corrupción y ES. En cambio, cuando utilizan la corrupción medida los resultados obtenidos de estos investigadores muestran que el tamaño de la ES y la corrupción son complementarios en países con renta baja.
En los países con renta elevada los autores no encuentran ninguna relación robusta entre corrupción y ES. De todas formas, parece lógica esta conclusión porque en su exposición dejan claro que no existe relación positiva entre estas dos magnitudes, pero no ofrecen un solo argumento a favor de que esta relación deba ser complementaria, es decir, de que estas dos magnitudes tengan una correlación negativa.
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