Por José Manuel Pastor y Carlos Salvador.
Como si de un nuevo capítulo de una novela de ciencia ficción se tratara, la Unión Europea vuelve a cargar contra las agencias de calificación (también hay quien invita a ignorarlas, por ejemplo aquí). En esta ocasión el motivo se debe a que en medio de la tormenta por la que atraviesa el euro, en la que se está realizando extraordinarios esfuerzos para sanear los activos tóxicos de los bancos, las agencias de calificación vuelven a actuar en el momento más inoportuno. Pero uno de los villanos en esta ocasión no es de los más conocidos.
Una acción que se inicia la semana pasada cuando Moody’s descargó su artillería rebajando el rating de algunos de los bancos internacionales más importantes bajo el argumento de la volatilidad de los mercados o necesidades de capital a las que estas entidades financieras se encuentran expuestas. En Europa los bancos afectados fueron Deutsche Bank, UBS, Société Générale, BNP Paribas, Credit Agricóle, Crédit Suisse, Royal Bank of Scotland, Barclays y HSBC. En la otra parte del océano, en Estados Unidos, los bancos afectados fueron JP Morgan, Morgan Stanley, Citigroup, Goldman Sachs, Bank of America y en Canadá el Royal Bank of Canada.
En la versión española de la novela sorprendentemente en esta ocasión el villano no es una de las tres agencias de calificación que forman el denominado “Big Three” (Moody’s, Standard and Poor’s y Fitch) y que controlan el 90% de la industria de calificación, sino la pequeña agencia Dominion Bond Rating Service (DBRS), la que ha sacado el cañón y ha colocado la deuda soberana en la lista de calificaciones para una posible rebaja. Las consecuencias de esta acción indudablemente son negativas dado que la Unión Europea utiliza la calificación soberana emitida por estas cuatro agencias de calificación para calcular el colateral que deben aportar los bancos para poder acceder a las operaciones de liquidez del Banco Central Europeo. En concreto, si la calificación media de estas agencias se encuentra dentro del grupo de las “A”, el BCE aplica en el colateral que los bancos deben aportar para acceder a las operaciones de liquidez, un haircut (escala de descuentos) que oscila entre el 0,5% y el 5%. Pero cuando la calificación media se encuentra en el grupo de las “B” este haircut pasa a oscilar entre el 5% y el 10%. Por lo tanto, si la última agencia de calificación mencionada, DBRS, que es la única que mantiene la deuda soberana española dentro del grupo de las “A”, decide finalmente rebajar el rating de España, los bancos españoles incrementarían sus problemas de solvencia dado que deberían aportar más colateral para poder acceder a las operaciones de liquidez. En cifras, la repercusión de esta acción si nos remitimos a los datos del Banco de España con fecha a 21 de marzo de 2012 sería que los bancos españoles que tienen en total en sus balances una cartera de deuda española de 239.500 millones de euros, se les aplicaría en vez de un haircut del 5,5%, es decir de 13.172 millones de euros, un haircut del 10,5% (¡casi el doble!), que equivale a nada más y nada menos que 25.147 millones de euros y lo que sería un gran obstáculo en el camino de los bancos españoles con dificultades hacia el saneamiento de sus balances.
Ante esta crítica situación, la Unión Europea se ha puesto firme y como si de un súper guerrero se tratara, se está planteando cortar por lo sano el problema eliminando a medio plazo la normativa europea sobre la utilización de las calificaciones de deuda soberana en el cómputo del haircut anteriormente mencionado. Aunque el BCE aún no tiene claro qué criterio y metodología seguiría en el caso de utilizar esta estrategia, la medida podría contar con otros aliados como son la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra, lo que supondría un gran golpe en la continua lucha que parece ser que tienen las autoridades económicas con las agencias de calificación. Un poder que no olvidemos que en gran parte se debe al valor regulatorio que la propia regulación le ha asignado tradicionalmente a estas agencias de calificación (principalmente en el cómputo del capital mínimo regulatorio de los bancos).
Planteo una hipótesis para reflexionar: el propio sistema de las agencias de calificación agrava la crisis.
Si el Estado de un país está mal, mejor dicho empeora sobre la situación precedente, es lógico que su calificación se reduzca.
Si la calificación se reduce, es lógico que la de sus acreedores (mayoritariamente la economía nacional, sobre todo sus institucionesn financieras) se encuentran en una situación peor y por tanto, vean reducir su calificación.
En nuestras economías, se ve al Estado como garante, total o parcial, de gran parte del tejido empresarial (sobre todo el financiero, pero no sólo). Por ello, si la situación de las empresas empeora, el Estado está ante una situación más arriesgada y por tanto es lógico que su calificación empeore. Además, si se considera que las empresas están peor, las perspectivas de crecimiento, empleo, etc, empeoran, lo cual debe llevar a un empeoramiento adicional de la calificación del emisor soberano.
Y con ello, vuelta a empezar.
Si a ello le añadimos que, como es lógico, las agencias de calificación se lo piensen muy mucho antes de considerar a un emisor soberano muy por debajo de las empresas de ese país, cualquier noticia (y no paramos de tenerlas) negativa sobre un país tira a la baja (más allá del efecto comentado) la calificación del resto de la economía.
No hace falta señalar el efecto profecía-que-se-autorrealiza: a medida que la calificación sea peor, el gasto por pago de intereses es mayor, lo que pone en una situación peor al deudor (sea este el Estado o una empresa).
Eso sí, reconozco el valor de las calificaciones, pero estamos observando una ‘carrera a la baja’ por los motivos señalados, que no sabemos si nos acaba llevando a posiciones generales de bono basura, en cuyo caso a lo mejor hay que preguntarse ¿y por qué es malo un bono basura si lo emite un pais avanzado de la UE o una empresa con fundamentales sólidos? ¿puede acabar siendo la calificación un chart para quien crea en ellos, mientras que otros se dedicarán a mirar los fundamentales (vale a lo mejor me he pasado un poco)?
Saludos y felicidades por el blog.