Por Eva Benages, Pilar Chorén y Juan Pérez
Hoy en día nadie discute que el conocimiento es la base en la que se sustenta una parte considerable de la actividad laboral y productiva y del crecimiento económico, así como de las oportunidades de desarrollo social y personal. La denominada economía o sociedad del conocimiento se ha ido haciendo más y más importante con el paso del tiempo, convirtiéndose en un factor clave para los países avanzados que, gracias a ese conocimiento, logran obtener ventajas competitivas.
En un país como el nuestro, el desarrollo de las actividades basadas en el conocimiento va a resultar clave en las próximas décadas y también en la salida de la crisis económica que ahora atravesamos. Pero, ¿sabemos realmente qué hay de economía del conocimiento en España?, ¿cuánto pesa?, ¿cuál ha sido su evolución y qué papel ha jugado en la etapa expansiva? Todas ellas son preguntas que no tienen una respuesta fácil. Algunas iniciativas, como el Observatorio ABACO (Actividades Basadas en el Conocimiento), intentan arrojar luz sobre estos temas.
ABACO es un proyecto de VLC/CAMPUS y el Ivie que trata de identificar y evaluar la importancia que han alcanzado en España estas actividades e impulsarlas, mediante la medición, la reflexión y el análisis del impacto de las mismas. A partir de su extensa base de datos podemos formarnos una opinión del papel que las ABACO juega en España, así como compararlo con el de otros países.
Repasando algunos datos, vemos que desde comienzos de los noventa, la expansión del conocimiento ha sido muy importante en nuestro país.
El uso de las nuevas
tecnologías (TIC) se ha intensificado notablemente en la última década. Aunque en producción, España no destaca precisamente (la producción TIC supone menos de un 3% del PIB), el uso de las nuevas tecnologías ha crecido mucho en todos los ámbitos: entre la población, el tejido empresarial, la Administración Pública, el sistema educativo, etc. (gráfico 1). Asimismo, durante este periodo las actividades de I+D también han progresado sustancialmente, a un ritmo superior al de otros países de referencia en este ámbito (gráfico 2). Por otro lado, la generación y uso del capital humano también ha experimentado un avance considerable en los últimos años. Desde 1995 España ha sumado cuatro millones de ocupados con estudios superiores y los avances en recursos humanos y puestos de trabajo altamente cualificados también han sido sustanciales en este periodo, representando ahora este colectivo un tercio del total de los ocupados (gráfico 3).
Los datos muestran que el conocimiento ha sido el gran protagonista del crecimiento del PIB en la práctica totalidad de las economías avanzadas y en la actualidad representa más del 50% del PIB español, según los cálculos de ABACO. En España los activos basados en el conocimiento han ido ganando peso en el PIB. De hecho se han triplicado desde la entrada en la Unión Europea en 1986 (gráfico 4), y aunque la expansión del sector de la construcción impulsó durante la última etapa expansiva el crecimiento de otros activos tradicionales, no detuvo el avance del conocimiento en los procesos productivos de la mayoría de sectores, tanto industriales como de servicios.
Así pues, a pesar de que muchas veces España es señalada por haber invertido únicamente en vivienda en los años de bonanza, lo cierto es que no fue así, al menos totalmente, a la luz de los avances en el uso y creación de conocimiento que muestran los datos.
Con todo, y pese a las sustanciales mejoras, aún queda mucho camino por recorrer si nos comparamos con otros países, tanto desde el punto de vista de la utilización de las TIC, de los fondos destinados a I+D y de la generación y aprovechamiento del capital humano. En todos los ámbitos, España sigue presentando un desfase, en algunos casos importante, respecto al resto de países avanzados, un desfase que puede dificultar nuestra salida de la crisis y vuelta al crecimiento, ya que son precisamente las actividades basadas en el conocimiento las que han sorteado mejor el momento de crisis actual (desde el inicio de la crisis, el empleo que mejor resiste es el ligado al conocimiento y las inversiones TIC siguen adelante).
Aun así, todavía queda espacio para el optimismo: a pesar de nuestra burbuja inmobiliaria y nuestras preferencias a la hora de invertir en activos inmobiliarios, la sociedad del conocimiento ya ha llegado a España y está aquí para quedarse. A pesar de que en otros países está más desarrollada, no hay que restarle importancia a los avances conseguidos por la economía española en las últimas décadas. Lo que hay que hacer ahora es seguir adelante. Desde los distintos ámbitos de la sociedad debería preservarse la inversión en estos activos clave para el crecimiento y, sobre todo, impulsar su aprovechamiento productivo, de forma que las empresas y también la sociedad, salgan reforzados de la crisis en la que actualmente estamos sumidos. El tiempo dirá qué pasa finalmente.
Yo no soy tan optimista con el tema del conocimiento en España.
Basta pegarse un paseo por Eurostat para ver que el Empleo intensivo en conocimiento o las Empresas dedicadas a actividades intensivas en tecnología siguen en España varios cuerpos por detrás de otras economías a las que pretendemos emular (Francia y Alemania), y por detrás de la media europea.
Si, por otro lado, tenemos una mayor proporción de población con estudios superiores, es perfectamente comprensible que el gap entre esa oferta de capital humano, demasiado alta, y esa demanda, demasiado baja, sea un paro juvenil del 52%.
Está claro que todos estos datos son estáticos: miran cómo estamos en un momento dado del tiempo. Vuestro análisis es dinámico: mira qué hemos hecho durante las últimas décadas.
Pero aún así, mientras sigamos invirtiendo menos de un 1.5% del PIB en I+D (ahora menos de un 1%) ese catch up que buscamos respecto a otras economías desarrolladas me parece lejano. Eso, por no hablar de cómo se nos está desangrando el país en cuanto a capital humano, por la cantidad de jóvenes con estudios superiores e idiomas que se están llendo fuera (como espero sea mi caso dentro de no mucho tiempo).
Gracias por tus comentarios. Efectivamente, a pesar de nuestro optimismo, España está a la cola en intensidad de uso y, sobre todo, en producción de conocimiento si se compara con otros países avanzados (puedes verlo aquí).
Sin embargo, precisamente ABACO pretende utilizar una metodología diferente a la habitual de Eurostat y la OCDE que comentas. Estas se limitan a clasificar unos sectores como intensivos en conocimiento/tecnología y otros como no intensivos en función de una determinada variable (peso de los ocupados con estudios superiores y gasto en I+D). Desde esta perspectiva, la situación española es peor que la que se obtiene utilizando los datos del Observatorio ABACO puesto que para ello España tendría que cambiar radicalmente su estructura productiva y dirigirse hacia sectores que según los estándares internacionales son intensivos en conocimiento. El enfoque ABACO es más amplio porque parte de la base que cualquier sector puede incorporar conocimiento. En ABACO, la intensidad en conocimiento se mide como aquello que pagan las empresas por utilizar el conocimiento en sus procesos productivos (sueldos y salarios del capital humano y coste de uso del capital con contenido en conocimiento). De esta forma, no hay unas ramas intensivas en conocimiento y otras no, sino que dentro de cada rama puede haber unas actividades intensivas en conocimiento y otras que no lo sean, o unas empresas que utilicen intensivamente el conocimiento y otras que no lo hagan, lo que tiene más sentido, pues la incorporación del conocimiento no debe acotarse a unas pocas ramas, sino que es un fenómeno que afecta a todos los sectores de actividad y a la sociedad en su conjunto. Los resultados de la aplicación de esta metodología a los datos muestran que España padece todavía cierto retraso respecto a los otros países de su entorno más desarrollados, pero aun así, los avances de los últimos años no dejan de ser importantes y el hecho de que más de un 50% del PIB provenga ya de las actividades basadas en el conocimiento (sean del sector que sean) hace que tengamos cierto optimismo respecto al futuro.
No obstante, es evidente, como dices, que aún queda mucho por hacer y que hay muchos problemas que solucionar para alcanzar a las economías más avanzadas, entre ellos aprovechar más productivamente todos los recursos basados en el conocimiento acumulados en los últimos años, entre ellos el capital humano más cualificado.