En las últimas semanas se han venido escribiendo miles de artículos a raíz de la muerte de Steve Jobs. Aunque el número de sus virtudes alabadas han sido muchas, y la lista de adjetivos (casi siempre positivos) no utilizados para describir su persona y sus contribuciones se ha quedado prácticamente vacía, entre ellos hay uno que destaca sobremanera por encima de todos los demás, por ser considerado el gran responsable de su éxito empresarial: su carácter visionario. La incógnita sobre si esta cualidad está presente en los nuevos responsables de la compañía es lo que está llevando a algunos a poner en duda la viabilidad futura de la compañía, al menos en lo que se refiere a liderazgo en innovación.
Es esta una cualidad que durante siglos ha permitido a los individuos destacarse con claridad por encima del resto y pasar a la posteridad, sin tener que estar necesariamente relacionada con ser más inteligente o más trabajador (aunque probablemente la suerte pueda tener un papel más importante del que estaríamos dispuestos a aceptar). Simplemente se trata de personas que, de acuerdo con el diccionario de la Real Academia, “por su fantasía exaltada, se figura y cree con facilidad cosas quiméricas”, si bien hay otra que describe mejor el tipo de personas de las que hablamos aquí, esto es, “que se adelanta a su tiempo o tiene visión de futuro”. Esta visión de futuro es lo que permitió también a otros visionarios como Leonardo da Vinci generar un número importante de contribuciones en campos dispares, y por ese mismo motivo a Steve Jobs se le ha definido (entre otras muchas cosas, como ya hemos apuntado anteriormente) como el Leonardo del siglo XXI.
Me parece que me he ido por las ramas. Esto se supone que es un blog de economía, finanzas, empresa y/o ciencias afines. Así que, volviendo a la dismal science, esta también ha tenido, y tiene, sus visionarios. (más…)